sábado, 30 de marzo de 2013

MAESTRO DEL SIGLO XXI


El profesor del siglo XXI debe ser un docente emprendedor, innovador y creativo, que realice su trabajo por vocación y transmita y genere confianza. Se trata de un docente que orienta, coordina, dinamiza, facilita, integra, estimula y aprende.
Para ello, debe dirigirse hacia el estímulo de la creatividad infantil, la sensibilización a las prácticas artísticas, el aprendizaje por medio del juego y la repetición, y la utilización de técnicas artísticas (teatrales, plásticas, musicales, etc.) que ofrecen múltiples posibilidades de expresión y comprensión, estimulando además el interés del niño y el adolescente por la escuela y el conocimiento.



Es fundamental que el profesor se adapte al cambio y a las exigencias que le pone la misma sociedad; estar al día respecto a las nuevas tecnologías y ejercer su función como educador siempre mirando hacia el futuro y no hacia el pasado, pensando en las necesidades que tendrán sus alumnos cuando acaben el período escolar y en lo que se encontrarán.

La gran innovación del profesor es la incorporación de las TIC y la finalidad de liderar un nuevo tipo de enseñanza en el que los docente y los alumnos asuman nuevos papeles activos y compartan responsabilidades. Por ello, los docentes deben liderar la adopción de las TIC en el aula en vez de simplemente intentar ponerse al nivel de los alumnos.


Es importante destacar que la labor del profesor nunca será remplazada, puesto que un ordenador no tiene emociones ni la capacidad de inspirar de un buen maestro.
No obstante, se debe señalar que el aula se ha quedado antigua en un mundo donde los estudiantes absorben la mayor parte de la información mediante las redes sociales o internet y donde el papel jerarquizado profesor-alumno ya no funciona. 

                


En el siglo XXI, necesitamos más que aprender o aprender a aprender. Esto funcionó en el siglo XX pero no ahora cuando el aprendizaje debe centrarse en cultivar la imaginación.

El proceso de aprendizaje debe conectar con las cosas que a los estudiantes les apasionan, un aprendizaje significativo. De este modo el maestro facilita a los alumnos el desarrollo de la comunidad de aprendizaje. Una de sus funciones fundamentales es la de coordinar el trabajo consensuado, es decir, que los alumnos también sean partícipes de las decisiones que se toman en el aula, deben crear ambientes flexibles en las aulas, como base del aprendizaje colaborativo, deben ser los mediadores del conocimiento para propiciar el descubrimiento, deben estimular el logro de competencias y actitudes que, una vez generadas, conducirán al alumno a completar lo que no llegó a ver en clase.

Para concluir, cabe destacar la importancia de que los niños son el futuro de este país, por lo que hay que fomentar la creatividad y las ganas de trabajar, de potenciar su talento y abrir el camino a sus sueños. Por lo que se debe inculcar a los niños que no hay que tener miedo a fracasar, que es necesario fracasar para poder lograr tus sueños y que pase lo que pase hay que intentarlo, de este modo conseguiremos jóvenes entusiasmados con su trabajo y profesores fanatizados con sus acciones.

En definitiva, el profesor debe ser un puente entre la escuela y el mundo real, preparando así a sus alumnos para “sobrevivir” en este nuevo mundo de cambios y transformaciones que le ha tocado vivir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario